Pretendiendo hurtar un conejo
Donde se cuenta la extraña aventura que pasó con "El Zurdo de Rejas de Ucero", al intentar quitarle un conejo |
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No digáis que esto es mentira porque es verdad y no miento; la historia que ahora relato pasó en "Vallejo Concejo" interviniendo conmigo el Pedrito del Pañero.
Estábamos de pastores con ovejas y corderos pacían por los Matones la Jabiná y el Ricuenco.
Al "tumbo" estamos jugando; en algo hay que entretenernos, así pasamos el rato y con nadie nos metemos.
También fue casualidad que hacia nosotros derecho, por el Camino del Burgo venía "El Zurdo" que tocaba de gaitero.
este señor es de Rejas, nosotros le conocemos por eso, cuando llegó le dimos los días buenos.
Charlamos de las ovejas y también de los cencerros y del macho que llevaba le dijimos que era bueno.
Iba a pie, no sé porqué; y encima del aparejo en las alforjas de lana dice que lleva un conejo para en Santa María, mirar si puede venderlo.
Yo, a mi amigo guiño el ojo bien pronto nos entendemos el de Rejas del ramal lleva a su macho sujeto.
Echamos a andar los tres platicando sobre el tiempo el Pedrito queda atrás no se anda con miramientos: mete la mano en la alforja, saca de prisa el conejo; no sabe lo que pasó que se le cayó al suelo. El macho, por no pisarlo se paró casi en seco; al no venir el ramal. vuelve la vista El Gaitero... -"¡Cómo se puso -pardiez- ¡vaya genio!"- --"¿Qué veo ? ¿ése es mi conejo? ¡bandidos! ¡perros!"-- Y uniendo palabra al hecho, corre tras el Pedrito que las patas le valieron. |
Yo, oía muchas voces a pesar que estaba lejos. Decía: "¡Te pillaré aunque vaya hasta el desierto!"
Al no poder alcanzar al causante del jaleo se puso como una fiera perjurando y maldiciendo
Empezó a lanzarle piedras que del suelo iba cogiendo ¡Qué "sobaquillo" tenía ! parece que le estoy viendo.
El Pedrito zigzagueando volando, más que corriendo las manos a la "chilustra" se llevaba, cuando al viento silbaban aquellos "gurrios" alrededor de su cuerpo.
La distancia se alargaba se veía por momentos; desistió de darle alcance haciendo mil aspavientos.
Llegó donde estaba el macho, coge el conejo del suelo, en las alforjas de lana, cuando lo estaba metiendo no paraba de decir: "No había derecho a aquello"
Yo por si acaso, me fui a esconderme en un enebro, no la liara conmigo porque el hombre "estaba negro"; del berrinche que cogió casi le falta el resuello cuando yo le vi llegar... ¡"patitas para qué os quiero"!
Se marchó refunfuñando en un continuo lamento le oía yo que decía. --"¡Sólo faltaría eso! ¡Después de toda la noche poniendo lazos y cepos... que vengan estos mocosos y se lleven mi conejo! ¡Para que otra vez te fíes de éstos que parecen buenos!"--
Estos hombres del capote son sencillotes y atentos pero si alguno les toca lo que de verdad es de ellos... ¡se defienden con tesón sin escatimar los medios!
FIN
Girona, Abril de 1.988 |
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