Las bellezas de mi pueblo

(Donde se da cuenta de los lugares que pueden ser visitados en el término de Santa Mª de las Hoyas; en especial sus cuevas)

   

En el otoño, los árboles de hoja caduca van cambiando de traje..., mientras en "la sierra", las sabinas y enebros, con el contraste, ponen belleza en el lugar.

 

                       - I -

      Santa María de las Hoyas

pueblo de pan y resina;

también se cría en tus pastos

abundante proteína.

 

      En tu término se hallan

parajes llenos de vida

que yo con mi torpe pluma

quiero explicar de corrida

las maravillas que encierras

que son poco conocidas.

 

     En "La Muela del Castillo"

dice la arqueología

que en tiempos hubo allí un fuerte

que servía de vigía

para controlar la vega

de Orillares a Nafría.

 

      Hoy se conserva muy poco

de lo que allí había un día;

en el centro hay un gran pozo

que de cisterna servía

para recoger las aguas

cuando del cielo llovía.

 

      Por la parte de Poniente,

de defensa están las riscas;

los cimientos que hoy se ven

mirando hacia el medio día,

están hechos con mortero

fuertes, como roca viva.

 

      En la ladera "El Villar"

entre piedras bien unidas,

se han descubierto unas tumbas

de fecha desconocida;

en una, un hacha de sílex

por cabecera tenía.

 

      Se dio cuenta del hallazgo

a la Autoridad debida;

nadie las ha despertado

allí siguen bien dormidas.

                       - II -

      A los pies de la ladera

en una extensa solana

existió un pueblo de moros

que le llamaron Miranda.

 

      Los restos que allí se ven:

tejas rotas de sus casas;

tumbas en un terraplén

por el tiempo socavadas;

sólo la ermita está en pie

bellamente situada

en lo alto de un alcor

de forma redonda y plana

que lleva el nombre del pueblo

que un día allí se fundara;

y, desde Santa María,

por el cielo recortada,

se ve la ermita que hoy

por todos es venerada

y que siempre se ha llamado

Santo Cristo de Miranda.

                  - III -

      Si hacemos un recorrido

por el "Villar" a "la Lastra"

entre jabinas y pinos

llegamos a "Covalagua".

 

      Hoy es fácil ver la cueva

porque se entra a pata llana,

antes, había un horcón

por el cual siempre bajaban

los que tenían valor

y el peligro despreciaban,

para poder disfrutar

dentro de la inmensa sala

de las bellezas que hay

y contemplar su agua clara

que destilan las calizas

gota a gota continuada

que se recoge en pilitas

por ellas mismas formadas.

 

      Las pocas estalactitas

que se conservan intactas

están en lo alto del techo

expuestas a la mirada;

ya que el Hombre ha destruido

de forma discriminada

las que ha podido alcanzar

con palos, piedras o hachas.

 

      En el suelo están los restos

que los vándalos dejaban

después de seleccionar

las que más interesaban.

 

      En tiempos desapacibles

o llovizna continuada

en la cueva, los pastores

jugábamos a "la calva".

 

      El pan pasaba de mano

si aquel día no atinabas

el que ganaba, tranquilo

lo repartía a sus cabras;

no comiendo el perdedor

en toda aquella jornada.

       Ha salido a colación

esta historia ya pasada

para que vea el lector

la vida que se llevaba;

¡qué diferencia de hoy!

los pastores, ¡cómo fardan!

con su bota y transistor

y con coche se trasladan

por la mañana y la noche

de su casa a la tenada.

                   - IV -

      Atrás dejamos la gruta

y por el "sestil de Mangas"

se llega a las "Covatillas",

donde se dice que el Janda

entró por un pasadizo

con el fin de buscar agua;

regresó medio asustado,

nunca dijo por qué causa.

 

      No se sabe a que es debido 

pero siempre se relata

que las tormentas alí

son tan fragosas, que espantan;

los pinos de sus contornos

heridos del rayo se hallan

y dicen los entendidos

en estas cosas del agua

que debajo de las cuevas

hay corrientes subterráneas.

                  - V -

      Si se camina hacia el Norte,

dentro de un hoyón metida

la cueva "los Candalones"

encontramos enseguida.

 

      Es muy difícil entrar

y más, si cae llovizna

porque la tiera que hay

siempre está resbaladiza.

 

      He bajado un par de veces

con soga, atado y sin prisas;

el horcón por escalera

y agarrándome a las riscas.

 

     Cuando se ha llegado al suelo

da placer y da alegría

porque el ojo ,poco a poco

va viendo las maravillas 

que en los techos y paredes

ha formado día a día

la madre Naturaleza

entre la piedra caliza.

 

      La primera vez que entré

en la cueva referida

fue, acompañado de dos

amigos que yo tenía.

 

      El ovillo de bramante

y linternas con sus pilas

unas botas resistentes

es lo que más necesitas

si quieres salir airoso

por aquellas galerías.

Si soltaras el bramante

al volver te perderías

ya que un Dédalo parece

como el de la Creta antigua.

 

      Ora ves aquí un barranco,

ora otra cosa que admiras;

por doquier cuelgan del techo

formando mil figurillas

en una orgía danzante

un sinfín de estalactitas.

                   - VI -

      No hay noticia de persona

que haya llegado al final;

ni ver la puerta de bronce

que dicen que dentro hay.

 

      Desde tiempos de Viriato

pasando por el Islam,

de boca en boca ha llegado

-la puerta que hay que pasar,

tiene un letrero que dice:

"Entrarás, entrarás, pero no saldrás"

 

      La cerda con sus cerditos

que tanto ha dado que hablar,

dicen que es de oro macizo

como no se vio jamás;

y que dichos animales,

dentro de la sala están

esperando que alguien llegue

que se los quiera llevar.

 

      Así las generaciones,

van pasando sin cesar

transmitiéndose la voz

como si fuera un cantar:

"Para llegar al tesoro

el letrero hay que cruzar,

ése que dicen que dice:

"¡Entrarás, entrarás... 

                      pero no saldrás!" "

                                Continuará.......

                       FIN

Gerona, Marzo de 1.988

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